El emoliente tradicional es una bebida altamente diurética que, se dice, puede ayudar a curar afecciones urinarias. Algunos piensan que ayuda a neutralizar la acidez producida en los riñones por las carnes rojas consumidas, con lo cual podría prevenir la aparición de los cálculos renales que se forman por la excesiva acidez.
- La cebada tostada posee propiedades diuréticas, ya que estimula la eliminación de líquidos retenidos en los tejidos.
- La cola de caballo es una hierba con propiedades depurativas y desintoxicantes. También se cree que el silicio contenido en ella ayuda a fijar el calcio en los huesos.
- El llantén es una reconocida planta antiinflamatoria.
- La linaza contiene una sustancia viscosa, la pectina, que facilita el paso de los alimentos a través del aparato digestivo; además, estimula el peristaltismo intestinal, es decir, el movimiento rítmico de los intestinos que ayudan al alimento a circular por ellos.
- La alfalfa es una hierba cuyo contenido de hierro no hemínico es alto. Este hierro puede ser absorbido por el organismo humano sólo en presencia de ácidos. En el caso del emoliente, el ácido es aportado por el limón.
- El jugo de limón, además, contiene gran cantidad de vitamina C, aunque ésta se descompone a altas temperaturas. Así es que, si tomamos el emoliente caliente, como suele hacerse en invierno, estaremos eliminando casi toda la vitamina C, aunque la acidez necesaria para la absorción del hierro de la alfalfa se mantendrá. Si lo tomamos frío o helado, como puede hacerse en el verano, sí será una buena fuente de vitamina C.
Del emoliente se dice, además, que combate el estreñimiento y estimula el trabajo gástrico, ayudando a regular su funcionamiento. También se dice que ayuda a mantener una piel lozana debido a que ayuda a eliminar las toxinas a través de los poros y de la orina. Pero quizás lo mejor de todo sea que es reconfortante, tanto en invierno como en verano, además de económico y sabroso.